Fanfic RESURRECCIÓN


Comenzamos a publicar relatos que nos van llegando de los lectores. La propuesta es que escribas desde el punto de vista de los personajes secundarios de RESURRECCIÓN. ¿Te atreves? Ahí va el primero de:

De Lilina Mangaka


Emma me rescató, por eso la quiero. La quiero en presente, no puedo pensar que ya no está entre nosotros; y la querré en el futuro, cuando su olor ya no nos sorprenda impregnado en una chaqueta prestada, ni su voz se nos antoje a la espalda, surgida de una garganta prestada.

La quise el día de la delación. Antes, sólo había reparado en ella para envidiar su piel lisa y su risa sin tapujos. La imagino entrando por la puerta del instituto con sus tejanos ajustados y esa camiseta naranja que a mi me encantaba. Yo acababa de llegar al instituto con la cara llena de granos y una personalidad sin definir, decantada aún por el tamiz de la infancia.

Pero aquel día la miré y la vi por primera vez; algo había en sus ojos que me cautivó. 

Unos cuantos chicos se habían encerrado en un excusado del lavabo de las chicas. La intención era espiar nuestras conversaciones para luego mofarse de nosotras delante del resto de compañeros.

Guiada quizás por una sed de venganza hacia aquellos que, sin compasión, ponían de relieve unas cualidades poco afortunadas, corrí a delatarlos.

- Ha sido Susana -dijo una voz-, esa imbécil es la que se ha chivado. Vi sus horribles sandalias negras por debajo de la puerta cuando entró. Ha sido ella.

Aún siendo prácticamente invisible -yo me ocupaba con esmero en parecerlo-, no me percaté de ese detalle y en una fracción de segundo el mundo se me vino abajo: me habían descubierto.

Emma estaba en el pasillo, asomando la cabeza para cotillear lo que se estaba cociendo dentro de los servicios. Yo la miré un segundo y vi algo en sus ojos, un brillo desconocido, un destello de compasión, una animosidad que me hizo sentirme más relajada.

- He sido yo -dijo en voz alta acallando el resto de voces-. He sido yo -y se abrió paso por entre todos hasta encararse con los chicos-. Ya no nos divierten vuestros juegos.



De Peter Lawliet

Nos miramos las unas a las otras sin poder decir nada. Un vacío y profundo silencio nos llenó cuando supimos que nuestra amiga Emma había muerto.

Muerto… esa palabra hizo que el mundo se parase por un segundo y de repente cambiara todo él. Un paraíso, una vida de ensueño en un tremendo caos.

Ya no volvería a ver su sonrisa despreocupada, sus ojos grandes y penetrantes, que con tan solo mirarlos te perdías en ellos. Ya no volvería a oír sus canciones cursis y a oler su fragancia favorita. Porque Emma ya no estaba…

Éramos un grupo de cinco, pero yo siempre había congeniado con ella. Le había contado mis secretos más íntimos y mis pensamientos más retorcidos. Emma me conocía tal y como era y no la mascara de chica guapa, mala, prepotente, que estaba por encima del resto y solo le importaba una persona, Janis. Sólo pude ser sincera realmente con una persona y esa persona ya no estaba.

Sentí un vacío tremendo en el pecho; mis piernas fallaron y caí de rodillas al suelo. Podía escuchar de fondo los llantos de Rachel, pero el ruido de mis crudos pensamientos lo superaba.

Emma ha muerto.

Pronunciaba estas palabras en mi mente pero no podía asimilarlas. No podía pronunciar siquiera que ella había muerto porque rompería en un mar de lágrimas. Tenía que mantener la compostura. 

Me puse en pie con la ayuda de Julia y abrazamos juntas a Rachel, que seguía llorando desconsoladamente.

La madre de Emma nos miraba con lágrimas en los ojos y un pálido y frío rostro. Tenía unas ojeras enormes y los ojos rojos lo que indicaba que no había dormido en toda la noche. La señora Claras siempre se había sido un poco severa con su hija pero se veía que la quería mucho. En mi opinión, la sobreprotección a veces puede limitar demasiado a una persona y una persona limitada es una persona privada de su libertad.

Desde que era pequeña mis padres poseían una gran suma de dinero en sus cuentas pues mi padre era magnate de una empresa de seguros y mi madre era arquitecta. Pero el trabajo de mis padres hacía que siempre estuviera sola, con los criados que odiaba sin querer pues el verdadero odio era hacia mis padres y me comportaba como una niña malcriada. Me fui haciendo más y más dura y acabe convirtiéndome en Janis la mujer de hielo. Pero aquella mujer de hielo se acababa de convertir en escarcha y de mis ojos emergió unas gotas heladas como la fría nieve.

Tenía que ser fuerte. ¿Qué estas haciendo Janis? Tú no lloras. Me decía a mi misma. Mi cabeza ordenaba “detente” pero mi corazón no le escuchó y estallé en lágrimas abrazadas  las chicas, me había derrumbado, no podía soportar una perdida así, ella fue mi primera amiga. La única persona que no me había juzgado por mi exterior y supo ver mi verdadero interior. Emma no podía ser sustituida por nadie.

Ella era la mejor persona que había conocido, era la que sostenía los pilares de nuestra amistad. La que nos hacia reír si estábamos tristes con sus payasadas, la que lloraba con nostras si estábamos mal.

Nos calmamos un poco y mire a Claris con pena, suspiré y respiré hondo tratando de formular las palabras que rondaban mi cabeza.

-¿Cómo…murió Emma?- me atreví por fin a pronunciar la pregunta que todas nos hacíamos.